El pasado fin de semana se disputó la 19ª jornada del campeonato liguero de 2ª Regional. Como bien sabíamos, una victoria era suficiente para proclamarnos campeones de Liga a falta de tres jornadas para su conclusión. Desafortunadamente, no fue así y el cuento se prolongará, al menos, un capítulo más, haciéndose de rogar el esperado final feliz. No obstante, haciendo las cosas bien como hasta ahora, ese alirón no tardará en llegar.
En la tarde del sábado, la PB La Carmencita hizo los deberes en la bolera de La Marga, imponiéndose por 1-5 a la PB Castilla Hermida, lo que nos obligaba a ganar en nuestra visita a Parbayón si queríamos ser campeones. Con esa intención nos desplazamos hasta allí para enfrentarnos a la PB San Lorenzo Masai. Como ya ocurriera en la primera vuelta, esta peña nos privó de la victoria, quedándose en esta ocasión con los dos puntos y consiguiendo además con ello romper nuestra imbatibilidad, que quedó marcada en 18 partidos sin conocer la derrota. Como decimos, en aquel partido de la primera vuelta, la PB San Lorenzo se llevó un punto de Cueto en un partido que bien pudo haber ganado, ya que aquel día no merecimos otra cosa que la derrota. No podemos decir lo mismo del partido celebrado en la mañana de este domingo donde, aunque el juego no fue el mejor, la suerte tampoco estuvo de nuestro lado.
Así están los bolos ‘pinaos’. Es conocido el dicho aquel que dice que un partido se pierde muy fácil: un chico que juegas mal, otro que el rival juega bien y otro donde te embocan. Y es así como puede resumirse el partido que acabó con nuestra racha y pospuso la celebración del título. Un primer chico donde con un emboque de última hora se adelanta la peña local en el marcador, birlando hasta la última bola para conseguir el cierre; un segundo chico donde una buena segunda tirada no fue suficiente para contrarrestar el pinchazo de la primera; un buen tercer chico por nuestra parte pero que dos emboques locales pusieron el 3-0 en el marcador; y un cuarto chico donde una gran jugada de 48 por parte de los locales colocaron el 4-0 y rompieron así esa imbatibilidad. Los dos últimos chicos, a igualdad de emboques y a bolos, cayeron de nuestro lado, aunque de poco sirvieron, si bien de maquillar el resultado.
Toda derrota tiene su lado positivo, y esta no va a ser una excepción. Nos queda el buen sabor de boca de pensar que cuando se pierde, ha de ser de esta forma, con infortunio y con buen juego por parte del rival. Además, debemos pensar que tenemos tres partidos más por delante, y que tan solo una victoria será suficiente para el esperado alirón, contando que nuestro perseguidor sea capaz de ganar los tres partidos que le restan. Por lo tanto, que el champán siga enfriando y los bolos sigan sonando. Nadie dijo que esto fuera fácil. ¡Vamos equipo! ¡Aupa Club Bansander!