Del 8 al 10 de noviembre, los socios del Club Bansander disfrutaron de una maravillosa escapada a Navarra, llena de cultura, gastronomía y paisajes impresionantes. El viaje comenzó con la salida desde Santander en autobús, donde la emoción y el buen ambiente se hicieron sentir desde el primer momento.
El primer día, los participantes degustaron una deliciosa comida basada en platos tradicionales navarros, acompañados de auténticas «joticas» navarras interpretadas por dos encantadores pamplonicas. Después de esta experiencia culinaria, realizaron una visita guiada por el casco antiguo de Pamplona. En su recorrido, pasaron por el famoso corazón de la Estafeta, donde pudieron saborear las exquisitas garrapiñadas y visitar el obrador de las pastas más reconocidas de la ciudad. La jornada concluyó con una cena en el casco viejo, donde los pinchos fueron los protagonistas.
El segundo día comenzó con un desayuno en el hotel antes de dirigirse a Elizondo, la capital del valle. Allí disfrutaron de un paseo guiado que les permitió admirar las impresionantes casas señoriales y palacios. Además, tuvieron la oportunidad de conocer el funcionamiento del molino de Amaiur del siglo XVIII. La comida fue un verdadero festín en un entorno singular: una cueva donde degustaron cordero asado a fuego de leña. Por la tarde, el grupo se aventuró hacia Zugarramurdi, conocido como el pueblo de las brujas, donde exploraron las cuevas y el escenario de los Akelarres. La jornada culminó con una visita a una quesería y granja local para conocer el proceso de elaboración de quesos que luego pudieron degustar.
El domingo, tras un buen desayuno, el grupo se trasladó a la zona media de Navarra. Allí exploraron encantadores pueblos rodeados de campos de secano y fortalezas medievales. Su primera parada fue Olite, un lugar que conserva su estructura medieval con casonas y palacios renacentistas y barrocos. Los socios visitaron el imponente castillo y palacio real, antigua sede de la corte de Carlos III el Noble. Para finalizar su aventura navarra, disfrutaron de una comida en un restaurante típico del pueblo antes de emprender el regreso a Santander.
Este viaje no solo fue una oportunidad para disfrutar de la rica cultura navarra, sino también para fortalecer los lazos entre los socios del club. ¡Esperamos que todos regresen con recuerdos inolvidables y muchas ganas de compartir sus experiencias!